El 24 de Marzo, el Consejo de Seguridad lamenta la destrucción ilegal de patrimonio cultural, de centros y de objetos religiosos, y el robo de propiedad cultural durante conflictos armados por parte de grupos terroristas. El Consejo afirma que dichos ataques constituyen un crimen de guerra y los culpables deben ser llevados ante la justicia.
Los 15 miembros del Consejo, al adoptar de forma unánime la resolución 2347 (2017), insistieron en su condena contra cualquier implicado en negocios que involucren el Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL/Da’esh), el Frente Al-Nusrag, y todo individuo o grupo asociado con Al-Qaida. Reiteraron que el hacerlo podría aportar una ayuda financiera a los organismos designados por el Comité de Sanciones contra Al-Qaida y el ISIL (Da’esh) 1267/1989/2253.
El Consejo subrayó que los Estados Miembros tienen la responsabilidad primordial de proteger su patrimonio cultural, y que dichos esfuerzos deben acatar con lo establecido en la Carta de las Naciones Unidas y respetar los principios de soberanía. Asimismo, invitó a los Estados Miembros a adoptar medidas preventivas durante la documentación y la consolidación, en una red de trabajo de “refugios”, de sus bienes culturales adquiridos de manera nacional.
Asimismo, el Consejo adoptó acciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para conservar el patrimonio cultural en peligro y para fomentar el pluralismo cultural, invitando a los Estados Miembros a apoyarlos. Con el ejemplo del Heritage Emergency Fund (Fondo para la Emergencia Patrimonial) de la UNESCO y el fondo internacional, creado en diciembre, para proteger el patrimonio en peligro a causa de conflictos armados, el Consejo también ha optado por alentar a los Estados Miembros a contribuir con fondos para apoyar operaciones preventivas y de emergencia.
Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, dijo, mientras informaba a los miembros tras la adopción del texto, que la destrucción del patrimonio cultural es un crimen y una táctica de guerra, y que defender dicho patrimonio es una prioridad en materia de seguridad. Desde Palmyra hasta la Gran Mezquita de Mosul, los patrimonios culturales eran símbolos de unidad, de testimonio del diálogo de culturas que siempre han existido. Después añadió: “La violencia extremista lo sabe, es por ello que buscan destruirlos”.
 
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